Camaño Xestido, no se parece a nadie, en todo caso a si mismo. Pablo Picasso, cuando afirmó que un artista, pinte lo que pinte, pinta siempre autorretratos, seguramente acertaba. Más en este caso, más que retratos, verdaderas radiografías, de un corazón y un amor, exasperadamente vital, soñador e inconforme con lo banal, con lo anodino, con lo que llaman costumbre de ver todo, lo que no viene a ser más que la costumbre de no ver nada. El nos enseña más que a contemplar lo que nuestro ángulo óptico descubre, lo que nuestra torpe visión no ve ni comprende…
¿Es abstracto, surrealista?…
¿Porqué esta obstinación en encajar cada plástico bajo una nomenclatura?
Aquí hay pedazos de vida.
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